sábado, 30 de octubre de 2010

Sumergidos, los dos somos transparentes.




Sumergidos, los dos  somos transparentes.

Mi buen y bello Acuario...
necesito de su agua de vida...
necesito recorra todas mis branquias
y  llene las  cauces de mi alma...
... usted me da vida...
su líquido me purifica toda...
... soy el pez que sin su hábitat natural, muere...
sin usted, muero asfixiada.

Mientras usted sea Agua y yo un pez...
¡La razón me asiste!
Necesitará de mí para justificar su vida
y, yo,  necesitaré de usted para vivir,
usted no sentirá la soledad.
Ambos nos necesitamos:
yo estoy sumergida para usted
y usted también lo está...
es sombra revitalizante para mí,
como yo para usted...

Yo navego dentro de usted,
soy su Sirena encantada y única;
permanezco oculta  por amor,
me lastimarían en la superficie
y a usted   lo mataría mi abandono:
cual océano contaminado por petróleo.


Tanto dolor veo y hay  en la tierra:
prefiero seguir  tal como estoy: desapercibida.
Prefiero seguir viajando por los ríos y mares con usted…
dentro de usted…  así como yo lo siento dentro de mí;
avanzando  los dos  por todo nuestro torrente sanguíneo;
somos  leucocitos infatigables, inofensivamente enamorados .

Me deleita su agua y la tierra firme me asusta.
Usted me llena: su tiempo me arroja únicamente felicidad.
Me llena… lo disfruto: vivo en dicha y tengo paz, a su lado.
No necesito mucha luz…
la que me puede usted entregar está bien…
Sumergidos, los dos somos transparentes.



Franz Merino

Inspirado en la obra: “Infieles Anónimos. Diario de un amante: testimonio de una gran pasión”. ¡Adquiérala, ya!
http://poesiayliteraturaecuatoriana.lacoctelera.net/
http://www.infieles-anonimos.blogspot.com/
http://www.facebook.com/infieles.anonimos
http://franzmerino.wordpress.com/
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Está prohibido reproducir cualquier parte de mis contenidos (escritos) sin previo aviso y autorización. Sí lo hace deberá citar la dirección de la web y el enlace directo al blog, página, post, etcétera, y siempre al portal http://www.franzmerino.com

jueves, 7 de octubre de 2010

El cielo está esperando por los dos.



El cielo está esperando por  los dos.
Cuando lo extraño mucho me desespero,
el consuelo lo alcanzo leyendo sus inspiraciones;
me regocijo secretamente en ello.
El simple hecho de verlo me complace,
aunque a usted ¡no!…
¡Usted desea más!…  
No le basta ser el dueño de mi corazón
y  único habitante en mi pensar...
No le basta que yo lo huela,
lo lleve y saboree en mis labios;
lo albergue en mis adentros
y  lo sienta en mis manos sin tenerlo…
Usted quiere más…  todo lo tiene ya de mí.
Usted siempre quiere más… 
y  yo a voluntad cedo ante su petición;
anhela  ansioso mis caderas y mis senos:  
poseer, constantemente, mi cuerpo.
Su pasión es más contagiosa que el bostezo nocturno,
y supera  demás una buena risa de un sano  bebé;
es cuando tampoco me conformo con mirar…
la ropa me incomoda; nos  estorba…
deseo tocar y morder…
ser  tocada y mordida…
deseo ser tomada como refugio y consuelo…
 deseo lo suyo: copular con frenesí. 
Los dos encontramos  total sosiego así…
y no por mucho tiempo… 
los besos y caricias apenas descansan;
la brasa enciende nuevamente…
otro ligamiento se da.
Nuestras prácticas carnales se hacen necesarias,
son sabrosas, la gula nos beneficia;  
la lujuria nos domina…
imprescindibles movimientos  para seguir viviendo…
condición para  que usted siga escribiendo…
para producir mis vitaminas... mis versos.
Su poesía es alimento vital para mí. 
Deseo escriba eternamente sólo para mí,
como lo hizo ayer y  lo hace ahora;
a cambio seré por toda la vida su amante;
permítame  ser su única  segunda piel.
Debo confesarle algo:
todos sus pensamientos los he recopilado en un libro;
y el contenido escrito de su alma es ahora mi tapiz.
¡Sí! … En mi habitación tengo pegados sus poemas;
esa decoración hace especial mi dormitorio.
Cuatro paredes antes frías e inertes,
ahora, vivas,  tibias  y bellas: está usted ahí.
Siento que Dios nos está  preparando;
el cielo está esperando por  los dos;
lo aseguran esas hojas románticas  y divinas.
Todo ese lenguaje  lo grita con eco mi cuarto:
usted es mi predestinado, mi varonil obsesión;
mi bendito  y amado escritor universal…
el paraíso está aquí,  vivo con él,
usted es mi ángel y yo el suyo. 
¡Lo confirmo y te lo agradezco, mi Dios!


Franz Merino
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¡Gracias!

El cielo está esperando por los dos.


Cuando lo extraño mucho me desespero,
el consuelo lo alcanzo leyendo sus inspiraciones;
me regocijo secretamente en ello.
El simple hecho de verlo me complace,
aunque a usted ¡no!…
¡Usted desea más!…
No le basta ser el dueño de mi corazón
y  único habitante en mi pensar...
No le basta que yo lo huela,
lo lleve y saboree en mis labios;
lo albergue en mis adentros
y  lo sienta en mis manos sin tenerlo…
Usted quiere más…  todo lo tiene ya de mí.
Usted siempre quiere más…
y  yo a voluntad cedo ante su petición;
anhela  ansioso mis caderas y mis senos:
poseer, constantemente, mi cuerpo.
Su pasión es más contagiosa que el bostezo nocturno,
y supera  demás una buena risa de un sano  bebé;
es cuando tampoco me conformo con mirar…
la ropa me incomoda; nos  estorba…
deseo tocar y morder…
ser  tocada y mordida…
deseo ser tomada como refugio y consuelo…
 deseo lo suyo: copular con frenesí.
Los dos encontramos  total sosiego así…
y no por mucho tiempo…
los besos y caricias apenas descansan;
la brasa enciende nuevamente…
otro ligamiento se da.
Nuestras prácticas carnales se hacen necesarias,
son sabrosas, la gula nos beneficia;
la lujuria nos domina…
imprescindibles movimientos  para seguir viviendo…
condición para  que usted siga escribiendo…
para producir mis vitaminas... mis versos.
Su poesía es alimento vital para mí.
Deseo escriba eternamente sólo para mí,
como lo hizo ayer y  lo hace ahora;
a cambio seré por toda la vida su amante;
permítame  ser su única  segunda piel.
Debo confesarle algo:
todos sus pensamientos los he recopilado en un libro;
y el contenido escrito de su alma es ahora mi tapiz.
¡Sí! … En mi habitación tengo pegados sus poemas;
esa decoración hace especial mi dormitorio.
Cuatro paredes antes frías e inertes,
ahora, vivas,  tibias  y bellas: está usted ahí.
Siento que Dios nos está  preparando;
el cielo está esperando por  los dos;
lo aseguran esas hojas románticas  y divinas.
Todo ese lenguaje  lo grita con eco mi cuarto:
usted es mi predestinado, mi varonil obsesión;
mi bendito  y amado escritor universal…
el paraíso está aquí,  vivo con él,
usted es mi ángel y yo el suyo.
¡Lo confirmo y te lo agradezco, mi Dios!

Franz Merino

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¡Gracias!

lunes, 4 de octubre de 2010

La hija de Venus.



La hija de Venus.

Venga a la cama, hablemos.
Tomemos todo el coctel de esta botella.
Brindemos en esta mañana por nuestro amor.
Déjeme oírle.
Muéstreme la brillantez de su inteligencia.
Complace a mis oídos el escucharle.
Deje que mis sentimientos  le admiren.
Déjeme ver su interior mágico.
Lléveme a la profundidad de su  imaginación.
Sus monólogos son exquisitos, calientes,
intelectuales, humanistas, románticos,
tiernos, políticos, divinos... banales nunca,
pero sí posibles e imposibles ideales.
Déjeme escuchar su arte... ver su don.
Cuando observe mi mirada fija,
ya entré  y me senté en primera clase
en la nave maravillosa de su mente viajera;
aprendo mucho... vivo mucho...
viajo mucho con usted...
sus escenas las veo nítidas
mi memoria las fotografía...
su mundo es fantástico...
no existe odio, envidia, mala voluntad ni terror...
idolatra la victoria y la gloria;
contiene  riquezas con esfuerzo,
ama al talento y a las  artes;
recorro Grecia, Persia  y Babilonia con sus palabras...
Su genialidad flota sobre amor,
protesta y justicia social.
Empiece su monólogo  ¡ya!…
anhelo  un erótico… deseo despierte mi libido…
aunque siempre le ansío… ardo por usted...
Había una vez una doncella mitológica,
educada, consentida, ingenua,
protegida y amada por Venus;
y un caballero entrenado por Marte:
los dos colgaban en su pecho a Cupido.
La doncella se sintió sola aún teniendo su diosa,
así como la solitaria y gran constelación de Piscis
llena de estrellas y sin su propio sol.
Entonces, pidió a su diosa un espléndido amante.
Venus solicitó  a  Marte un hombre y  su corazón;
pero no cualquier hombre para su hija…
debía llenar ciertos requisitos para su inmaculada;
debía ser un guerrero, un jugador intelectual,
debía poseer un gran corazón; ser un poeta y escritor;
éste eligió al mejor de los mortales: Acuario, su hijo.
Un titán enamorado de la vida y con neuronas de oro.
Un varón que aún sin tener fuerza mortal en sus músculos,
posee el poder y la fuerza de un toro de lidia en su pensar;
y decidido como un buen  matador sin usar  el tiro de gracia.
Marte a su vez condicionó a Venus:
debía ser, completamente  pura,
para su único gladiador idealista.
El tiempo cristiano para su encuentro tomó veinte años…
para los dioses un abrir y cerrar de ojos.
Larga espera para la pisciana…
mucho tiempo para este lucero.
Cuando vio llegar a su amantísimo amante;
la purísima fue inmediatamente seducida por su consorte;
sin dudar la besó, la desnudó, la acarició y la poseyó.
¡Amor!…
¡Deténgase!… ¡Es suficiente!…
Venga, entre en mí…
Haga trabajar a todos mis sentidos.
Le amaré... ámeme, ahora, mi vida…
Deje caer su piel sobre la mía.
Deje caer su mejilla sobre la mía.
Deje caer sus labios sobre los míos.
Lleve  sus manos a mis senos: apriételos.
Dé a mis labios el placer de humedecer su pasión.
Permita y permitiré, permitamos  todo:
deje que su falo sea mi estocada final.
Entrégueme su sustancia vital…
luego,  deje caer en  mis oídos,
las gracias por calmar sus ardientes deseos…
Yo, también se las daré: ¡gracias, mi amor!

Franz Merino

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sábado, 2 de octubre de 2010

¡Soy tu tentación!


Yo,  soy tu tentación.
Tu idea fija.
Tu carne que deseas y no puedes comer.
Tu deseo.
Sólo puedes saborear, morder y lamer.
Tu obsesión.
Me tomas, me posees, te desgastas.
Tú espacio.
Sacas tu lengua y la usas,  introduces.
Tu perímetro.
Tus dedos me recorren suavemente.
Tu mano derecha cogiendo el amor.
Soy la única área para tus ojos.
Soy lo oculto que te da luz y vida.
Cuando me tienes,  tu verdad se libera.
Soy  tu cueva, tu refugio  y tu prisión.
Soy  el fuego que amolda tu pasión.
Soy la fuente que calma tu sed y deseos.
Soy el territorio que labras y cosechas.
Soy la niña caprichosa amante de tus caprichos.
Soy la que dice sí a tu prohibida tortura.
Siempre entrarás con agitación a mi boca.
En mi alcoba, reposarás y dormirás: mi  Acuario.
Soy la que te escucha, te mima, te cuida.
Soy la que no te juzga y siempre te apoya.
Soy tu condena y tú la mía.
Soy tu castigo y tu premio.
Ambos somos anhelados verdugos.
Soy tu aceptación y tu reclamo.
Tú, eres mi regalo y mi trofeo.
Soy tu cérvix y tú mi falo…
Libres en cada encuentro… ¡Bella libertad!
Eres quien me inflama y yo quien te enciende…
Eres  el suicidio hecho ahogo…
Bienvenido mi incesante clímax…
Eres arritmia que no me debilita:
fortalece mi corazón en cada desmayo de mi piel…
Venga  a mi habitación… sin golpear abra la puerta:
entre, acorráleme,  abráceme,
desnúdeme; deléitese y penétreme…
Susúrreme: “soy lo que ama y le ama: su Acuario”...
…Gracias, por  existir, por venir y estar aquí: mi Acuario…
… Otra esperada,  bella  y bendita noche de pasión…

Franz Merino
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